Mi pasión por los “fierros” se llama “Torino”


Hoy estoy encantado de colaborar con estas líneas, un poco para contarles una historia personal y también relacionada con esta nueva sección de ocio en el sitio.

Eso si, esta vez, no voy a hablar de servidores, rackeras, routers, pero si, no voy a cambiar mi pasión por contarles sobre otro tipo de “fierros”. Corrida de “Toros”.

Cuando se presento en sociedad, a mí, me faltaban seis años para nacer, corrían los últimos días de Noviembre del 66’. En ese entonces, y después que la mano magistral del diseñador italiano Pininfarina, partiendo del diseño del Rambler American, haya terminado de darle su primera forma, llegaron las primeras cuatro versiones del primer auto hecho totalmente en Argentina, el verdadero orgullo nacional.

En 1967 comenzó su producción oficial y en serie, la cual se extendió hasta noviembre de 1981 y se discontinuo finalmente en 1982, fueron 15 años que dejaron rodando por las calles alrededor de 100.000 unidades del mítico “Toro” (Así es como se lo conoce familiarmente a este auto).

Mi primer contacto con un “Toro”, difícilmente me lo pueda olvidar, era una viernes de Pascua, y un tío vino a buscarnos a mi casa, en ese momento en Villa Ortuzar, para llevarnos a una reunión familiar en Martinez, se “la” había comprado (si, si…era “ella” porque era “una” cupé)… Como les decía, se la había comprado hacia un par de días, salimos y en la puerta de casa estaba parada una Cupé Torino TSX, blanca, modelo 1979, yo tenía siete años, y les puedo asegurar que, pasados treinta y dos años al día de hoy, cuando todavía veo alguna por la calle, recuerdo ese día.


La IMPONENTE, no hay otra palabra para describirla, enorme, con un motor que sonaba como ir en un barco, con las primeras ventanillas sin parante divisor, con interiores en madera, y cuyo velocímetro terminaba en los 240 km/h ¡WOW!  Y su no menos mítico “tablero de avión”.

En su número 539, de Septiembre de 1976, la revisa CORSA (la revista automovilística por excelencia de la época), nos decía entre otras cosas que,
“A través de sus diez años de existencia la cupé Torino fue mejorada en muchos detalles, su motor robustecido y sus performances mejoradas, pero en todo ese lapso sus virtudes se mantuvieron intactas. Ahora le tocó el turno a la última versión presentada por Renault Argentina. La más lujosa y potente.”
En cuanto a su confort CORSA opinaba “El volante, su posición, diámetro y griping son inmejorables. La pedalera es cómoda. La palanca de cambios está siempre a mano y el tablero de instrumentos tiene todo lo necesario para controlar el funcionamiento del motor y el sistema eléctrico. En fin, como opinamos siempre, el Torino sigue ostentando un indudable diez puntos en cuanto a lo completo y correcto de su instrumental.”….
Un “Toro” siempre necesitó mucha “comida”, por eso CORSA, también decía “El usuario, sin necesidad de hacer cálculos para medir el consumo llegará a esa conclusión por la vía más directa: la velocidad con la que baja la aguja de nivel de combustible.”
Pero el detalle anterior, para la época traía sus satisfacciones, líneas más abajo, la misma revista nos contaba “Pegamos media vuelta otra vez y la pusimos a fondo (En la vieja Panamericana). Así llegamos a cubrir los 1.000 metros en algunas centésimas menos de los 18 segundos. La cuenta nos dió una velocidad levemente inferior a los 205 Km/h.”

Y si…El “Toro” fue el primer auto nacional en cruzar la barrera de los 200 km/h.
Con el tiempo, y a medida que iba creciendo, después me entere de las míticas “84 horas de Nürburgring” en Agosto de 1969, en dicho año IKA (fabricante del Torino) decide participar de “Le Marathon de la Route” una tradicional carrera en la que también participaban Mercedez Benz, Porsche, BMW, Lancia y otras, es ahí cuando tres Torinos cupé 380W sacan chapa de LEYENDA de un auto Argentino.
La aventura se llamó “La Misión Argentina” y estaba dirigida por J.M Fangio, entre los pilotos estaban Luis Di Palma, Cupeiro, Perkins y otros, durante más de media carrera las 380W se ubicaron en los primeros tres puestos de la carrera, pero los que quedaron en las historia fueron Copello, Franco y Larry, cuyo Torino numero 3 (que hoy descansa en el museo Fangio de Balcarce), pese a una discutible decisión reglamentaria (Tan discutible como el penal en la final de Italia 90) el auto quedo en 4to lugar, pero había sido el auto con más vueltas en el circuito. ¡Había triunfado el Torino! Y mi pasión por este auto quedo sellada a fuego.

Después llegaron los años de una hegemonía absoluta en el TC nacional, con “Las Liebres”, el numero 175 de la revista CORSA decía “Si la calidad de un auto se mide en el nivel de eficacia alcanzado, se puede decir sin ningún temor a la equivocación que el Torino Liebre Mark II es el mejor auto que haya producido nuestro TC en toda su historia y el mejor aporte de la categoría a la construcción de autos de carrera finos y bien hechos.”

Con el tiempo, y más o menos a mis 24 años, me compré (hasta hoy) mi única Cupé Torino TS modelo 1972 (el año en que yo nací), obviamente color blanca, por diferentes vueltas de la vida la tuve que vender, pero si hoy estoy escribiéndoles estas líneas, es porque cuento los días para volver a comprarme una nuevamente y poder salir a sentir como se pega mi espalda al asiento cuando piso el acelerador.


Autor: Emiliano Pungitore
Fuentes citadas: Revista Corsa, Museo Fangio.

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