Día de las PyMEs: ¿y si el verdadero desafío no es crecer, sino evolucionar?

Por Ignacio Martínez Escalas – Head de Integralis Consulting
Por Ignacio Martínez Escalas – Head de Integralis Consulting

Cada 27 de junio, el Día Internacional de las Pequeñas y Medianas Empresas pone en foco a ese músculo invisible que sostiene buena parte de la economía. En Argentina, las PyMEs representan el 97% del entramado empresarial y generan el 60% del empleo privado formal, según el Ministerio de Producción. Son resilientes, creativas, esenciales. Pero hoy enfrentan una pregunta más profunda que cómo sobrevivir: ¿cómo evolucionar en tiempos complejos?

En un contexto de inflación persistente, reformas inciertas y transformaciones tecnológicas que desafían el status quo, muchas PyMEs corren el riesgo de quedar atrapadas en la urgencia operativa. La paradoja es evidente: mientras las soluciones tecnológicas se multiplican, la verdadera deuda está en otro plano. No es más software lo que falta, sino una nueva conciencia organizacional.


Liderar desde un nuevo paradigma

¿Desde qué lugar estamos liderando nuestras empresas?
¿Desde la eficiencia o desde la conciencia?
¿Desde el control o desde la confianza?

Estas preguntas marcan la diferencia entre una PyME que sobrevive y una que trasciende. En su influyente obra "Reinventar las Organizaciones", Frederic Laloux propone una escala evolutiva para analizar culturas organizacionales. Muchas PyMEs aún operan en niveles ámbar (jerárquicos) o naranja (orientados a resultados), mientras que los entornos más resilientes avanzan hacia niveles verdes (inclusivos) o teal (autogestionados y con propósito).

En este marco, la evolución no comienza con un ERP ni con un CRM. Comienza cuando el liderazgo se atreve a cambiar preguntas como:
“¿Qué más podemos hacer?” por
“¿Qué necesitamos dejar de hacer para habilitar lo nuevo?”


Cultura, propósito y rentabilidad: un falso dilema

Según el último Millennial & Gen Z Survey 2024 de Deloitte, el 62% de los jóvenes de entre 18 y 35 años no aceptarían trabajar en una empresa cuyos valores no coincidan con los propios, aunque el salario sea competitivo. Esto coincide con un estudio de Harvard Business Review que demuestra que las empresas orientadas al propósito tienen un 60% menos de rotación y un 32% más de productividad.

¿Y qué implica esto para las PyMEs?

Implica que la cultura organizacional ya no es un “blando”: es una infraestructura estratégica. Que formar líderes empáticos, habilitar espacios de feedback genuino, fomentar la autogestión o articular un propósito compartido ya no es exclusividad de las grandes empresas tecnológicas. Hoy, también las PyMEs pueden —y deben— construir culturas adaptativas, humanas y con sentido.


Del modelo tradicional al modelo vivo

Casos como el Modelo de Desarrollo Integral (MDI) de Integralis Consulting demuestran que la transformación cultural no requiere grandes presupuestos, sino decisión estratégica, coherencia interna y una mirada integral del negocio. Esta mirada incluye:

  • Ver la organización como un sistema interconectado, no como áreas funcionales aisladas.
  • Hacer del propósito una brújula, no un eslogan.
  • Poner a la cultura como prioridad del CEO, no como tarea de Recursos Humanos.

¿Están nuestras PyMEs preparadas para liderar desde otro lugar?

En este Día de las PyMEs, además de celebrar su tenacidad, necesitamos plantear una conversación más incómoda:
¿Están nuestras empresas listas para sostener relaciones de largo plazo, generar confianza interna y liderar procesos adaptativos con conciencia y coherencia?

Porque la ventaja competitiva del futuro no estará en la velocidad ni en la eficiencia solamente, sino en la capacidad de construir organizaciones vivas: con propósito, identidad y capacidad de reinventarse desde adentro.


“No se trata solo de ser el mejor del mundo. Se trata de ser lo mejor para el mundo.”
Paul Polman, ex-CEO de Unilever


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