AsokoTempo: Se esperan mejoras en el empleo

El inicio de este año estuvo signado por la existencia de una deuda de casi 1.300.000 puestos de trabajo a nivel nacional. No hay datos oficiales claros respecto al índice de desempleo actual. De hecho ese índice fue desdoblado en dos. Uno marca el desempleo y el otro el subempleo y la suma de ambos supera el 22%, entendiéndose por subempleo al que ejerce un trabajador con jornadas menores a las normales y habituales. Eso significa que si se trabaja dos horas por semana o 16 horas al mes se considera subempleo. Y eso es, claramente, desempleo.

Así que desempleo y subempleo deben sumarse por ser ambos la magnitud del problema. Si a la Población Económicamente Activa (PEA) que surge del Censo 2010 la actualizamos hasta el 2015 y consideramos que para mantener el índice de desempleo (más subempleo) del 2010 fue necesario crear cerca de los 400 mil puestos nuevos de trabajo por año, que jamás de crearon, señalamos que hoy se hace necesario cubrir ese 1.300.000 nuevos puestos.

La evaluación del primer trimestre de 2016 arroja que no ha variado la tendencia. No hay reactivación. ¿Por qué? Porque no hubo confianza ni inversión acumulada en los últimos años. Diría que desde 2008, cuando el país se detuvo por la crisis del campo y por el impacto de la crisis financiera internacional. Asoma allí la primera señal de desconfianza, que no es ni más ni menos que una vuelta nostálgica a la memoria de las viejas crisis vividas en décadas anteriores y que están grabadas a fuego en la mente de los baby boomers, en su mayoría los inversores nacionales de hoy.
           
¿Qué se puede esperar? Hasta junio las perspectivas son casi las mismas pero con un grado mayor de confianza que debe recuperarse lentamente a fuerza de acciones de gobierno que sean indicadores claros de la intención de invitar y promover el retorno a la inversión interna. Queda pendiente el resultado de la crisis política de Brasil, una variable que condiciona la industria local por la enorme dependencia. No lo es el tipo de cambio aunque todavía inciden los precios y los costos, en general. Pero en cualquiera de los escenarios que se den, la Argentina debe reivindicar el vínculo de confianza y previsibilidad entre Estado y empresarios.
¿Por qué hablamos de empleo y terminamos en un análisis político o macro? Porque los resultados de esas variables son los que condicionan el efecto de reactivación tan esperado por las empresas, sobre todo manufactureras.

Es allí donde aparecen los primeros focos del empleo privado, la posibilidad de sustitución de empleo público, la demanda de educación, la mejora del salario real y su independencia de la inflación y la capacidad de ahorro para la vuelta al consumo.

Se unen las CGT’s, al menos las protagonistas. Se controla la emisión y el gasto público y el combate contra la inflación adquiere un mejor perfil, más optimista. Queda entonces por
estimular la creación de empleo y eso, en su primera parte, es consecuencia de lo anterior.

Casi todo está hecho. Ahora es importante que no estemos, entre nosotros, bajo sospecha. Y que confiemos nuevamente en ese futuro esquivo que nos dan y nos quitan como un premio poco serio, que no sabemos ganarnos.

Ricardo González
* Director de Asoko Tempo y Chairman Group de Vistage Argentina.

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