“Lo que ves no es lo que es”: Cómo los deepfakes amenazan la seguridad empresarial en Argentina | Por Softteck

Deepfakes y suplantación digital: la nueva amenaza silenciosa que acecha a las empresas argentinas | Por Softteck

Cómo los deepfakes están transformando el fraude corporativo, y por qué los líderes deben actuar con rapidez estratégica.

Argentina se encuentra en el centro de una tormenta tecnológica: figura entre los países con mayor interés en los deepfakes, según un informe de Kapwing (2024), lo que refleja no solo una fascinación por esta tecnología, sino también una creciente preocupación empresarial. Esta inquietud no es infundada: los ciberdelincuentes ya están utilizando videos y audios falsificados para suplantar identidades, manipular procesos internos y vulnerar la confianza en los sistemas corporativos.

Leonel Navarro Segura, Information Security Global Practice Director en Softtek, advierte sobre la profundidad del problema: “Ya existen casos documentados en los que ejecutivos de alto nivel fueron falsificados mediante voz o imagen para autorizar transferencias o entregar credenciales sensibles”. Esto ha derivado en pérdidas millonarias, y en un nuevo capítulo para la ingeniería social: uno donde la percepción puede ser manipulada con precisión quirúrgica gracias a la IA generativa.


De la manipulación emocional al colapso reputacional

Más allá del acceso no autorizado o el robo de fondos, el verdadero riesgo estratégico radica en la erosión de la confianza: clientes, inversores y empleados enfrentan una creciente dificultad para distinguir entre la realidad y una simulación sofisticada. Según Gartner (2024), para 2026, el 30% de los ataques dirigidos a empresas incluirán algún componente basado en contenidos generados por IA, como deepfakes o audios sintéticos.

La pregunta que se impone es: ¿puede una organización confiar ciegamente en sus canales tradicionales de validación?


Una estrategia de defensa adaptativa

Navarro sostiene que la respuesta no está solo en la tecnología, sino en la combinación entre cultura organizacional, controles técnicos y monitoreo en tiempo real. “Estas amenazas no atacan vulnerabilidades técnicas, sino humanas. Debemos entrenar a las personas para identificar patrones anómalos y señales de manipulación audiovisual”, subraya.

Entre las prácticas recomendadas destacan:

  • Entrenamientos de concientización sobre IA y fraude digital.
  • Autenticación multifactor y biometría con detección de vida.
  • Herramientas de IA que detectan falsificaciones en tiempo real analizando microexpresiones, inconsistencias en la voz o errores de sincronización labial.
  • Marcas de agua digitales en imágenes y comunicaciones oficiales.
  • Certificados criptográficos y doble verificación en correos sensibles.

Todo esto bajo un modelo de seguridad basado en Zero Trust, donde cada solicitud, cada acceso, cada identidad debe ser validada sin excepción.


Cuando la IA se convierte en aliada de la defensa

La paradoja actual es que la inteligencia artificial, creadora de esta amenaza, es también la mejor defensa. Modelos avanzados de IA permiten:

  • Analizar comportamiento de usuarios y detectar desvíos.
  • Monitorear medios audiovisuales en tiempo real.
  • Automatizar respuestas ante sospechas de suplantación.
  • Validar autenticidad en entornos de alta criticidad.

El uso de machine learning para distinguir patrones genuinos de falsificaciones se está convirtiendo en un nuevo estándar en ciberseguridad empresarial.


¿Estamos preparados para confiar en lo que vemos?

Esta amenaza obliga a los líderes empresariales a replantear una premisa básica: que ver o escuchar equivale a verificar. El ecosistema corporativo necesita redefinir cómo valida la verdad. ¿Puede una decisión estratégica basada en un video ser confiable si no fue verificada en múltiples capas?

El desafío ya no es solo técnico: es cultural, ético y de gobernanza. Porque el verdadero poder de los deepfakes no está en el engaño tecnológico, sino en nuestra incapacidad para cuestionar la veracidad de lo que consumimos.


"La confianza se construye en años, se destruye en segundos y se reconstruye con IA, si sabemos usarla."
— Satya Nadella, CEO de Microsoft

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